Esquiando en Valdesquí
- enrique córdoba
- 17 mar 2017
- 2 Min. de lectura
Este viernes aprovechando que no había colegio, y viendo que quedarían pocas semanas más de nieve, hemos ido a esquiar a la estación de Valdesquí. Mientras que la madre de la familia se quedaba trabajando, nosotros tres fuimos a pasar el día en la nieve.
No fuimos los únicos, ya que había bastante gente y se notaba que muchos habían decidido hacer lo mismo que nosotros, incluso el programa de Telemadrid se acerco para hacer un reportaje desde las pistas, si nos buscas nos verás en el programa Madrid Contigo de ese día.

Aunque no estaba lleno, había más gente de lo normal para estas fechas. Después de aparcar, recoger nuestros forfaits y alquilar los esquís entramos en la estación y nos pusimos manos a la obra a eso de las 9.45, empezamos a probar y familiarizarnos con los esquís, después de un año sin practicar, Enrique fue el primero en sentirse como si fuese ayer el último día que esquió, al poco Sofía mas precavida ya se sentía cómoda deslizándose sobre la nieve madrileña. Y por último el padre seguía mostrando su poca habilidad para esto del esquí, pero desde luego no le falta perseverancia, ahí sigue intentándolo.
A las 11 habíamos contratado un profesor para los chavales, yo como iba "sobrado" no cogí para mí. Estarían 2 horas practicando con Luis, el profesor que nos tocó en suerte y que da la casualidad que fue el mismo que hace 2 años, la verdad un tío muy simpático.
A eso de las 12, ya hacia un calor en la estación importante, y entre el gran numero de gente y la temperatura, la nieve empezó a estar regular, y frenaba bastante, pero también es agradable esquiar sin frío.
Al final de las clases Sofía tuvo un percance y se cayo de una percha, doblándose un poco la rodilla, los servicios de la estación fueron a por ella en moto de nieve, para llevarla al servicio médico, toda una experiencia para la pequeña, montar en ese vehículo que se desliza a gran velocidad por las pistas nevadas. Pero fue una campeona, ni lloro ni nada y al poco tiempo ya estaba como si nada hubiese ocurrido.

Después de las clases nos tiramos unas cuantas veces juntos por las pistas fáciles, hasta que Sofía agotada y Enrique cansado de esquiar por unas pistas que están lejos de su nivel, nos dividimos, Sofía y yo nos quedamos en la cota de 1800 descansando y Enrique se cogió el telesilla para ir a la cota elevada en busca de nuevas aventuras y pistas más complicadas.
Finalmente con las pistas ya muy deterioradas y cansados por el esfuerzo fuimos a almorzar a La Pausa, la cafetería de la estación en la cota baja, nos tomamos unos bocatas de beicon con queso y unos Powerades (una excelente sugerencia de Sofia) que nos ayudo a recargar energías, ya que querían montar en trineo antes de volver a casa.
Nos dirigimos a Cotos, para buscar un sitio donde disfrutar de los trineos, y allí en donde empieza la loma del noruego, encontramos un par de pendientes muy empinadas con nieve y hielo donde tirarnos unas cuantas veces con los trineos, y cerrar una jornada de deporte y risas en familia.
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